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«Yo moriré escribiendo de Xàbia» por Juan Legaz Palomares

12 de septiembre de 2020 - 00:21

Yo, aunque lo haga mal, mis estimados y queridos xabieros, moriré escribiendo de Xàbia. Cuenta la leyenda que un día un estudiante pasó junto a una tumba en la que se leía el siguiente epitafio: “El hombre que nunca temió”. El estudiante escribió a continuación: “porque no se examinó”. Y yo, aplicándolo a mi querida Xàbia escribiría: “El hombre que nunca disfrutó, porque Xàbia no conoció”.

A mí me gustaría acariciar a Xàbia como lo hace un joven enamorado con su bella novia, mirándola con ternura y palpitándole el corazón a mil revoluciones por minuto como si quisiera salírsele de la caja torácica y entregárselo, mientras espera ansioso y desesperado una mirada dulce o una palabra cariñosa de su enamorada, que le dejará extasiado. ¡Qué barbaridad! Estoy pidiendo demasiado, que Xàbia se fije en mí. No deja de ser una ilusión o un sueño que no se hará realidad, pero dicen que de ilusión también se vive.

Xàbia se convierte en sueño en mi vida y la vida en sueño y pone al alcance de este pequeño hombre el firmamento y la ilusión de mi vida.

Todo el mundo desea que le quieran. Pienso dedicar parte de mi tiempo a esta pasión de escribir para que Xàbia me quiera, refugiándome en su natural y extraordinaria belleza, intentando eternizar el instante y tornar la muerte en un espectáculo pasajero. No es fácil escribir historias atractivas de Xàbia. Al tornarse palabras, los proyectos se marchitan en el papel y las ideas e imágenes desfallecen. Por fortuna ahí está Xàbia y los maestros, en todas las artes, que la ensalzan, para aprender de ellos y seguir su ejemplo. Si me circundara un solo centímetro de cada una de las bellezas de Xàbia, sus sombras me sumirían en la oscuridad.

Xàbia nos enseña que hay esperanzas y vale la pena vivir, porque sin la vida no podríamos admirarla ni relatar sus fantásticas historias. Me encantaría inventar ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que desearía tener, y así gozar de Xàbia, cuando apenas dispongo de una sola y corta. Xàbia crea fraternidad dentro de la diversidad humana y anula las fronteras que erigen entre los hombres y mujeres, la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.

Un pueblo como Xàbia y sus gentes, que trabajan y se esfuerzan, con tesón, es capaz, aunque con problemas, de prosperar, avanzar y avanzar para estar siempre en la vanguardia del progreso y de la actualidad. Un ejemplo evidente lo demuestra la multitud de etnias que han llegado a lo largo de la historia, no sólo de diferentes lugares de España, sino de varios países extranjeros. Hoy, todavía es más significativo por la facilidad de los flujos migratorios, así podemos comprobar, que ya, en el Ayuntamiento de Xàbia hay censados tantos extranjeros como xabiencs.

Xàbia, que era eminentemente agrícola y marinera, posteriormente continuó con el cultivo de la naranja y otros productos mediterráneos. En los últimos 40 ó 50 años, afloró el turismo, que Xàbia mima y cuida con esmero. Pero es tan majestuosa tu belleza y son tan acogedoras sus gentes, que no has precisado, ni precisa propaganda, ni publicidad. Los que te visitan, repiten y además son los verdaderos artífices de la propaganda de “boca en boca”, entre compatriotas (en el caso de los extranjeros), y los españoles, entre familiares, amigos, vecinos y conocidos, porque quedan extasiados de su belleza, (el tesoro de su Bahía, el Montgó, Cabo San Antonio, La Plana y sus Molinos de Viento y La Nao, etc, sus innumerables calas y miradores, que ofrecen tranquilidad, sosiego, paz, y donde siempre se desprende un olor atractivo e inexplicable, silencioso y relajado), y ¡cómo no, la amabilidad y simpatía de sus habitantes!

Xàbia se ha convertido en mi libro de cabecera. Tanto es así, que me permite recurrir a aquello que escribía Cicerón: “Las letras son el alimento de la juventud y el recreo de la vejez”, y debo afirmar de todo corazón que es la mejor medicina de mi vida, aunque la reciba a dosis mínimas. Puedo recordar la reconfortante frase de Fray Luis Alvarado: “La diversión es una medicina, pero debe ser poca y a tiempo”. Sinceramente confieso que deseo fervientemente que dicha medicina no me falte nunca.

No sé, si os desagradarán o aburrirán las narraciones o poesías que os escribo sobre mi querida Xàbia, que amablemente suele tener a bien publicar la Comissió de Festes Mare de Déu de Loreto, en el Programa de Festes Patronals de Duanes de la Mar, pero sí os aseguro que me salen de lo más hondo de mi corazón. Y podéis tener la completa seguridad, de que, aunque siga foraster, mis sentimientos son nobles e inenarrables, expresados con gran cariño, y escribo que, os quiero y puedo gritar alto y claro con toda mi fuerza y amor, diciendo: ¡VIXCA XÀBIA! Moltes gràcies per llegir-me.

Por eso le pido al viento que, aunque sea a través de una estrecha ventanita me lleve hasta Ti, Xàbia. Y desde mi sentimiento te escribo:

“EN JÁVEA QUIERO MORIR”

Vine a Xàbia de visita
Pueblo, Puerto y su Bahía
todo su entorno te invita
a paz, sosiego, armonía.
Su belleza natural
con sus envidiables calas
su inenarrable historial
sus encantadoras playas
al recorrer su litoral
de sus embrujos te embriagas.

Descubrir sus maravillas
arrebata los sentidos
en sus vetustas orillas
se recrean los oídos
con miles cosas sencillas
de los recuerdos vividos.
Sorolla, Xàbia pintó,
con pinceles excelentes
de Xàbia se enamoró
sus costumbres y sus gentes
sus maravillas plasmó
sus cuadros siguen presentes.
Ahora ya estoy retirado
mi residencia, Aduanas,
pero, aunque estoy jubilado
el bien me abre las ventanas
sus gentes me han enseñado
que, amando, no pierdes, ganas.
En Xàbia quiero vivir
escribiendo una bella frase
en Xàbia quiero morir
cubierto por su paisaje.
La distancia me entristece
cuando vivo en lejanía
en Xàbia, no se fenece,
¡qué tesoro su Bahía!
Xàbia luz, vida, amanece,
se cura la malaltía.
En Xàbia deseo morir
arropado por su mar
en mis oídos sentir
un idílico soñar
que es un vivir, sin morir,
si a Xàbia sabes amar.
Que me duerma en tu regazo
cuando se acabe mi vida
con un sencillo epitafio
“¡Xàbia, Juan nunca te olvida!”.

Juan Legaz Palomares.

2 Comentarios
  1. Frederico dice:

    Los articulos de Juan P. son una diversion delicioso a tiempo y deberian seguiendo pernamente.
    Un aficionado.

  2. Eva Klindworth dice:

    Solo contesta una cinta grabada pidiendo tu telefono para llamarte, no llaman nunca. Tampoco ha vuelta a llamarte la medica que, segun explicaban, te iba a controlar.


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