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‘Con Jávea me emborraché’, por Juan Legaz Palomares

06 de mayo de 2020 - 13:34

Sorbo a sorbo, trago a trago, de Jávea me emborraché. De su historia, sus ancestros, de su Bahía, de sus Cabos, del Montgó, de sus innumerables bellezas de las gocé hasta el último suspiro.

De Jávea me emborraché de la cabeza a los pies. Y el delirio de la borrachera me altera la visión, pero si no lo crees visítala, y comprueba “in situ” la explicación de mi afortunada embriaguez. Porque esta melopea puede que provoque “delirium tremens” y, normalmente esto pasa cuando bebemos en exceso.

Quizá, lo que ha podido suceder es que de tanto empaparme y beberme las maravillas de Jávea, y del inmenso placer que me han producido, me han sumergido en un profundo y dulce sueño. Este exquisito elixir de saborear sus calas, sus aguas cristalinas, su sol, su mar limpio y azul, su paz, y todos los atractivos que atesora esta magnífica Villa Alicantina me hayan producido un sueño alucinador y envuelto en una mezcla de licores de los cientos de encantos de Jávea, que me han ido saciando hasta llegar a la ilusa imaginación de que suenan las campanas en señal de que mi mente se ilumina de un halo celestial que me eleva al cielo.

Pletórico de la borrachera que oprime el corazón o en la sinrazón que ofusca mi mente, diviso una lucecita que invade de gozo mi alma, y que me indica que siga obstinado en continuar bebiendo y bebiendo hasta la extenuación. Mi ilusión de beberme a toda Jávea comenzaba a cumplirse para vivirla, sentirla, amarla, adorarla y saborearla para poder seguir engullendo los placeres que, tras más de 45 años que la visito y disfruto me ha proporcionado.

Tumbado en mi mecedora en la naya del riurau, enfrente de mí, los viñedos, el viejo y erguido pino junto a la esbelta y rugosa palmera, la memoria me refresca los recuerdos, las aventuras y los paseos tranquilos oliendo a azahar y escuchando el golpeteo de las olas me colman de satisfacción. Ya, con mi cuerpo maltrecho, Jávea me eleva a gloria.

Ya no puedo emborracharme más, porque la campana suena y me señala y prepara el camino de puros, limpios y eternos placeres. El espíritu de mi querida Jávea viene envuelto en aroma de azahar y de dulzura a consolarme para que
muera de Jávea embriagado. El elixir de este exótico licor no tiene parangón.

¡Qué borrachera más buena!

Xàbia, 06 mayo de 2020.

Juan Legaz Palomares.

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