Cuando la preocupación y la alarma social ante la posibilidad de otro incendio forestal aún son palpables entre los vecinos de las localidades de Xàbia y Dénia, ayer, a última hora de la tarde, se produjo otro incendio en el parque de Pinosol.
El fuego, de baja intensidad, apenas había quemado 100 metros de monte, -formado en su mayoría por pinos y matorral- cuando fue rápidamente sofocado por los Bomberos del parque comarcal. Las llamas se iniciaron alrededor de las ocho de la tarde en las inmediaciones de la calle Paul Klee.
Según fuentes policiales, todos los indicios apuntan a que el incendio fue claramente intencionado.
Está claro que una gran mayoría de los incendios son provocados intencionadamente; no sé si por motivos económicos, por locos o, simplemente, por salvajes por pura diversión y afán de hacer daño. Si las leyes funcionasen como es debido, una gran parte podría ser evitada. Motivos económicos: creo que existía una ley que impedía construir durante 50 años en zonas quemadas, no sé si se llegó a poner en práctica. Locos: más difícil de evitar, especialmente cuando es casi imposible internarlos de por vida en un manicomio (que ya no se llaman así, sino «hospitales psiquiátricos», pero los locos, para mí, siguen siendo locos). Salvajes, por diversión: desgraciadamente, los más abundantes. Son los mismos que rompen farolas, arañan un coche con una llave o le rompen los faros, se emborrachan y drogan y conducen en ese estado, etc., etc. Esto sí que es fácil de controlar: a plantar árboles y limpiar zonas sucias durante un período lo más largo posible. Y sobre todo, y creo que lo principal, es inculcar en los jóvenes y en los niños (aunque también muchos mayores lo necesitarían) en el respeto a los demás, a la naturaleza, a la propiedad ajena, en fin, educarles en unos valores que se han ido perdiendo a lo largo de los años, ante la pasividad de padres, maestros y organismos oficiales. Ahora, lo único que vale es el dinero y «el que venga detrás, que arree». Un asco.