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Parir durante el coronavirus: El testimonio de Neus y Erick que fueron separados en el momento de nacer su hijo

19 de abril de 2020 - 00:22

La aparición del coronavirus ha cambiado, totalmente, la vida de todos. Para bien o para mal, esta crisis sanitaria ha producido nuevos pensamientos, sentimientos, miedos y sobretodo, dudas. Muchas personas han visto cambiar sus planes de un día para otro sin saber que va a pasar. En este círculo hacemos mención a las mujeres embarazadas, mujeres que llevan en su interior una nueva vida y que en esta situación ven que todo se complica.

Hoy hablamos con Neus Navarro, una joven de Xàbia, madre primeriza, que ha visto llegar, uno de los momentos más emocionantes de la vida, en una de las peores situaciones.

Tras nueve de meses de gestación, el pasado 5 de abril, llegaba al mundo, Pau, el primer hijo de Neus y Erick. Era uno de los pocos días en los que no se permitía que la parturienta estuviera acompañada durante el parto. Sin duda, una circunstancia que no esperaba ninguno de los dos.

Neus explica que estar embarazada durante esta crisis no ha sido fácil, "cada día surge una duda nueva". Esta joven xabiera comenta que al principio pensaba en las dificultades que podría haber si ella se contagiaba o si ello afectaría al bebé, "cuando salió la información de que el virus no pasaba al feto, nos dejó más tranquilos. Yo no salía para nada de casa y por suerte, el papá teletrabajaba, pero de casi 38 semanas las dudas eran acerca del momento de parto…¿podrá entrar el padre? ¿Me podrán poner epidural si los anestesistas están en las UCI? ¿Altas precoces? La angustia solo crecía, y la falta de información no ayudaba a pasar las últimas semanas relajada".

Llegada la semana 40, Neus indica que parecía que había conseguido relajarse, "las noticias eran buenas y parecía que en los hospitales se estaban respetando los partos y la crisis sanitaria influía lo mínimo en este momento. Con la mente más positiva que nunca nos acercábamos al momento".

Neus señala que el sábado 4 de abril "llegamos al hospital muy tranquilos, como buenos padres primerizos nos fuimos a la primera señal de alarma, ¿y cuál fue nuestra sorpresa?, que al llegar, uno de los celadores le fue a entregar una mascarilla al papá y le dijeron que no, que se entra sin acompañante a dilatación y paritorio, por el nuevo protocolo enviado a los hospitales desde Consellería aplicable desde el 4 de abril. En esos momentos se nos cayó el mundo encima".

"Una pena terrible me invadía, nuestro primer hijo y su padre se iba a perder ese momento por un protocolo hecho seguramente por alguien que no tiene ni idea de cómo se vive el momento del parto. Mucha rabia, impotencia y unas cuantas lágrimas junto al abrazo más triste que había dado en mucho tiempo. Por suerte, la visita de sábado fue una falsa alarma y volvimos a casa, no sin antes escuchar los consejos de las matronas de que intentáramos tardar lo máximo posible en ir al hospital para estar el menor tiempo posible sin acompañante. Ellas tampoco estaban de acuerdo con el protocolo", cuenta esta madre.

Neus recuerda ese sábado como "amargo", y añade "solo tenía en mente que iba a parir en un momento horrible, con un protocolo injusto y tenía mucho miedo. Solo pensaba en no ponerme de parto, porque sabía que iba a cambiar muy pronto, aunque por otra parte me iba mentalizando, pues era muy probable que pasara".

"La despedida del papá fue un momento duro"

El domingo de madrugada llegó el momento del parto, "entré sola y el papá se esperó en el coche, que inhumano y que injusto, solo pensaba en eso; por suerte todavía no estaba muy dilatada y me ofrecieron ingresarme y de esta forma podría estar acompañada en la habitación hasta que estuviera algo más dilatada. ¡Nunca me había sentido tan feliz de estar ingresada en el hospital!, y que gracias a eso, Erick me acompañó unas cuantas horas, siendo parte fundamental del momento de dilatación, sin él, el dolor se hubiera intensificado. Pero ahí estaba, dándome su mano y apoyándome en cada contracción".

La joven xabiera explica que una vez fueron más seguidas las contracciones, "llamamos para que me bajaran a dilatación y de nuevo la despedida del papá fue un momento bastante duro. Por suerte, la matrona que estuvo conmigo durante todo el proceso fue encantadora, todo el equipo de matronas y ginecóloga fue maravilloso. Me sentí muy cuidada y muy respetada, a pesar de echar de menos a Erick y sentir mucha pena porque se perdiera el nacimiento de Pau".

Agradecimiento a los sanitarios

Como cuenta Neus, la atención recibida en cada momento del parto fue especial, "pensé en lo afortunada que era por el gran equipo humano que me estaba tratando. Además, pude comunicarme con él (Erick) en todo momento, le iba contando los avances y en cuanto nació nuestro hijo hicieron una videollamada con él para que se perdiera lo menos posible. Fue un momento único, el papá conociendo a su hijo por videollamada, pero a la vez de una felicidad inmensa; nuestro pequeño Pau estaba con nosotros y en breve estaríamos juntos los 3".

"Me sentí enjaulado"

Al otro lado de esta historia se encuentra Erick, el padre del recién nacido, quien cuenta su experiencia ante la situación de ser padre en un día en el que el protocolo determinado en el momento del parto era injusto, "me sentí como un animal enjaulado. Sentía impotencia por no poder acompañar en ese momento de sufrimiento a un ser querido. La impotencia de una decisión tomada sin consultar a los profesionales que atienden el parto. La impotencia de no poder expresar mi disconformidad a nadie más allá de presentar una queja formal. La impotencia de saber que era una decisión pasajera y que se revocaría pronto, pero nuestro reloj no entendía de eso".

Erick manifiesta que sintió confianza al "ser conocedor de que el personal sanitario directamente implicado no estaba de acuerdo con la decisión tomada. A ellas les encomendaba mis dos personas más valiosas y estaba seguro que una forma de revelarse ante la injusticia iba a ser dar el 200 % para suplir a la persona acompañante con éxito y aportar a la mamá esa complicidad necesaria. No me defraudaron".

"El poder mantener comunicación continua con la mamá me sirvió para seguir manteniendo pensamientos positivos. Las noticias que me daba eran buenas y estaba bien atendida. Suficiente aportar un granito más de tranquilidad para
vencer a la impotencia"
, cuenta el padre del bebé.

"Nuestras quejas no fueron escuchadas"

Neus y Erick nos relatan que en ese momento estaban muy enfadados "y así lo hicimos ver. Hablamos con algún medio de comunicación, que ignoró la noticia. Intentamos protestar y hacernos oír en redes sociales, pero fue en vano- Desde Consellería nadie contestaba a nuestras quejas".

Neus indica que "teniendo en cuenta la crisis sanitaria que estamos viviendo, en la que cada día se van cientos de personas solas, sin la posibilidad de que nadie se pueda despedir de ellos, puede parecer egoísta quejarse porque nos toca parir solas, pero no es el hecho de dar a luz, sino la impotencia y la frustración que sientes al pensar que tal vez este sea el único hijo que tengas y su padre se ha perdido ese momento porque alguien, sin contar con los profesionales que atienden el parto, ha elaborado un protocolo totalmente injusto y que deja fuera de juego a una de las personas más importantes del pequeño que viene al mundo".

Sin duda, la experiencia de ser madre es única, y Neus los siente como "algo maravilloso y profundamente injusto a la vez. Una esta situación que da mucha rabia, pero que es lo que nos ha tocado vivir y seguro que
en un futuro lo contamos una y otra vez para que nuestros pequeños nunca olviden en qué situación les tocó venir al mundo".

En cuanto a la restricción de visitas, esta pareja de padres primerizos apuestan porque las primeras horas del bebé no se reciban visitas, "se agradece el poder estar solos las primeras 48 horas con el nuevo amor de tu vida. Es un momento de aprendizaje, un momento único en el que nos estamos conociendo los 3 y pienso que es algo que debería seguir así una vez salgamos de esta crisis. De esta situación se podría realizar un estudio para ver cómo de positivo es para el bebé el no recibir visitas en el hospital".

Aunque la pena de esta situación que queda por el momento, a causa del confinamiento, es que "ni abuelos, ni tíos tengan la oportunidad de conocer al bebé hasta que tenga ¿1 mes? ¿2 meses? No lo sabemos", indica Neus.

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