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‘Milagrito’, por José Font Caballero

17 de febrero de 2023 - 08:30

De la vida y obra de Milagro Lambert Konstrinsky -la gran señora del Portichol y xabiera inolvidable en palabras de Pep Segarra i Marí- se ha hablado, se habla y se hablará. Por ello quisiera centrar mi homenaje en otros aspectos desconocidos y en mis experiencias junto a esta maravillosa mujer que nos acaba de dejar.

Inédito es por ejemplo, el origen de su nombre. Me cuenta mi amigo Godofredo Cruañes Aracil, que su abuela Milagro Cholbi Calabuig, esposa del insigne historiador Godofredo Cruañes Signes, fue la responsable del nombre de Milagrito, ya que los abuelos de Godo fueron muy amigos de André Lambert y Raquel Konstrinsky. Conscientes de que el matrimonio tardaba en tener hijos, Milagro Cholbi aconsejó a la esposa del artista a que se encomendara a la Virgen del Milagro, muy venerada en la tierra de sus antepasados y así fue como en 1930, llegó el parto de la primera hija del matrimonio afincado en Jávea, como el caracol, lento pero seguro, que André plasmó en el recordatorio del nacimiento de Milagrito.

El Portichol y las visitas de intelectuales, artistas y filósofos, a la casa Lambert, forjaron el carácter de Milagro, que tuvo la suerte de completarlo con su formación académica europea.

Conocida mundialmente como Mila Boutan, tenía los míticos rasgos de una gran artista de raza por su sangre y por su educación. Milagrito era elegante y cercana a la vez, exigente y tolerante, apasionada y reflexiva, campechana y cosmopolita. Hablaba el valenciano del Portichol, con esos matices que sólo los de Jávea identificábamos y cuya música nos deleitaba con anécdotas de aquí y de allá.

Otro placer eran las inolvidables tertulias de verano en la naya oriental con una copa de vino blanco y que sólo se interrumpían al atardecer, cuando el Montgó adquiría esos colores tan imposibles y ella se detenía contemplando el gran monte omnipresente y describía lo que iba sucediendo…

Pasear con Milagrito por los jardines de la finca Janus -La Caseta- se convertía en una experiencia mística cuando ella narraba la historia de cada flor, de cada planta, de cada piedra o cada árbol plantado por su padre. Milagro Lambert ejerció mejor que nadie, el legado de nuestros ancestros de respetar y amar a la naturaleza, a la cultura y a la idiosincrasia de Jávea. Imitarle es el mejor homenaje que se le puede hacer ya que queda huérfano El Portichol para siempre, sin su presencia y sin su esencia.

Descansa en paz, amiga y maestra del arte y de la vida.

José Font Caballero

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  1. María Salomé Rodríguez Pérez dice:

    Me encantan las palabras en modo recuerdo de mi amigo José Font, hacia MILAGROS Lambert y sus antepasados.


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