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L’aiguà de 1957 en Xàbia: así fue y se vivió la tormenta que cambió el pueblo

09 de noviembre de 2024 - 01:17

Tras la catástrofe vivida hace 10 días en las poblaciones de Valencia a causa de la gota fría o DANA, en Xàbia ha vuelto a la memoria, el mes de octubre de 1957, en el que durante los primeros tres días consecutivos de ese mes, una sucesión de lluvias incesantes descargaron una cantidad de agua que devastó la localidad.

La riada alcanzó proporciones históricas, acumulando cerca de 1.000 litros por metro cuadrado en el término municipal y transformando la vida de sus habitantes. Este suceso extremo puso a prueba la capacidad de resistencia del pueblo y dejó una cicatriz imborrable en la historia de la comarca.

Los datos de aquella tormenta

Las lluvias empezaron el 1 de octubre y, según el meteorólogo Toni Bolufer de MeteoXàbia, en aquellos años existían dos estaciones de medición de lluvias: una situada en el Cabo de San Antonio y otra en el propio casco urbano de Xàbia.

En el Cabo de San Antonio, el farero encargado registró 169 litros durante el primer día. Las precipitaciones continuaron el día 2, cuando el pluviómetro alcanzó los 333 litros entre las 7 de la mañana y las 6 de la tarde. Sin embargo, el dispositivo de medición se desbordó, dejando sin registrar la cantidad exacta de lluvia posterior. Se estima que el pluviómetro podría acumular un máximo de 200 litros adicionales, pero la cantidad precisa de agua caída aquel día es aún un misterio.

En el centro del pueblo, las precipitaciones fueron aún más impresionantes. Aunque no se cuenta con registros del día 1, el día 2 el pluviómetro marcaba un total de 878 litros. Esta cifra descomunal estableció inicialmente un récord de precipitaciones en España para 24 horas. Posteriormente, al descubrirse que esta cifra incluía la lluvia acumulada en dos días, pasó a ser el récord en un intervalo de 48 horas. El día 3 de octubre, el diluvio continuó con otros 100 litros adicionales.

La destrucción de Xàbia

La riada trajo consigo graves inundaciones y enormes daños materiales en todo el municipio. La prensa de la época relataba cómo el agua alcanzó una altura de más de un metro en varias zonas de Xàbia. Las calles, las viviendas, los campos y los caminos quedaron sepultados bajo un manto de destrucción. Varias casas en el centro y los alrededores colapsaron, afectando especialmente a las viviendas rurales.

El río se desbordó de su cauce y cubrió millares de hectáreas de tierras de cultivo. Las aguas arrasaron los campos de naranjos, cubriéndolos de agua; y muchos de estos árboles fueron arrancados de raíz y arrastrados hasta el mar. Ganado y rebaños enteros también quedaron en el camino ante tal desastre.

El cementerio tampoco se libró de los daños, y más de 300 sepulturas fueron destrozadas. Esto obligó a realojar los restos y a construir nuevos nichos.

La solidaridad y primeras ayudas

Las autoridades locales se movilizaron rápidamente para socorrer a los damnificados. En un primer momento, los agentes locales del Movimiento ofrecieron refugio y alimentos a las familias afectadas. Al mismo tiempo, se organizó una colecta pública para recaudar fondos, y las asociaciones de caridad proporcionaron ayuda de primera necesidad. Este espíritu de solidaridad fue fundamental para que los habitantes de Xàbia afrontaran la catástrofe.

→Artículo de José Font: Octubre de 1957

Anécdotas de la catástrofe

La riada dejó anécdotas que aún resuenan entre los habitantes de Xàbia. Una de las más impactantes relata cómo, durante el velorio de un difunto, el agua invadió la vivienda y arrastró el féretro, que terminó flotando por la sala, atado para evitar que se perdiera en la corriente. La familia y los asistentes al velorio se subieron a mesas y sillas para salvarse del agua que cubría el suelo de la casa.

Otro de los testimonios de personas que vivieron aquel fatídico episodio de lluvias es el de una mujer, siendo en aquellos años una niña, recuerda como fue subida a una mesa por su madre para salvarla de ahogamiento.

Las consecuencias de la tormenta

Aunque la tormenta no causó muertes directas durante los días de las lluvias, la tragedia golpeó a la localidad poco después. El 7 de octubre, una joven de 30 años llamada Rosario Sapena Llidó, madre de un niño pequeño y embarazada, regresó a su hogar en el centro del pueblo tras la tempestad, ya que se encontraba en la casa de campo durante los días de lluvia. Al entrar en la vivienda, el suelo cedió y la mujer cayó, perdiendo así la vida.

Las infraestructuras quedaron en estado crítico. Las carreteras, muchas de ellas recientemente construidas, se destruyeron y el sistema de agua, alcantarillado y alumbrado sufrió daños significativos. La desolación se apoderó de Xàbia, que parecía irreconocible tras el temporal.

Mal sobre mal: un segundo golpe y una nueva petición de ayuda

Antes de que Xàbia pudiera recuperarse, una nueva tormenta azotó la villa, tan sólo 12 días después. Era el 15 de octubre de este mismo año. Esta vez, en Xàbia se registraron 300 litros más, y mientras Xàbia intentaba resistir, la ciudad de Valencia sufrió su propia tragedia con la famosa riada del Turia.

La situación era tan crítica que el 16 de octubre el diario Información, en una redacción de Bernat Capó, pedía ayuda para Xàbia, declarando que el pueblo corría el riesgo de quedar sumido en la miseria si no se tomaban medidas inmediatas.

Finalizado el mes de octubre, Xàbia había acumulado 1.278 litros de agua en un solo mes, un registro excepcional en cualquier parte de España. La magnitud de la tormenta y sus consecuencias no tenía precedentes.

Visita de autoridades

La magnitud de la catástrofe atrajo la atención de las autoridades nacionales, y el ministro y el gobernador civil, Gual Villalbí, visitaron Xàbia para evaluar los daños y organizar la ayuda estatal. Esta visita fue vista como un respaldo a los esfuerzos de recuperación y brindó un rayo de esperanza a los habitantes, quienes esperaban que su pueblo pudiera reconstruirse tras la devastación.

A día de hoy, la riada de 1957 sigue siendo un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y de la resiliencia de los habitantes de Xàbia. Esta tragedia marcó un antes y un después en la vida del municipio.

Hoy, el recuerdo de aquellos días permanece vivo entre los que vivieron la riada.

Bibliografía

Deja un comentario
  1. Julio dice:

    Debería hacerse un “plan Saladar” con tanques o lagos de tormentas, en vez de seguir construyendo
    Aprenderemos ???

  2. Mary-Louise Boardman dice:

    Thnk you for this report, I had no idea….people are so brave, rebuilding, rebuilding….

  3. Juan C. dice:

    La foto de los vecinos de Xàbia arrancando piedras aparece también en el libro de J. Daniel Simeón «Impasible el ademán» en un contesto anterior ya que ese libro cubre el periodo 1939-1953,.

  4. Fran dice:

    Por qué habláis de Xàbia si hasta en los escritos que aparecen se menciona Jávea? Cuánto cobráis por ello? O es que esto también era parte de la represión de Franco?
    En este periodicucho de donde cobráis? Lo podéis publicar? Recibís alguna ayuda del estado o institución pública? O sois así de paletos por naturaleza

    • Anna dice:

      Clar que en els escrits apareix Jávea en una época de prohibició del valencià. Està bé aprendre un poquet d’història per evitar fer comentaris tan poc encertats. Bon dia.

    • Cisco dice:

      Hay que ser ceporro para hacer un comentario tan desnaturalizado y fuera de lugar. Creo que el que necesita ayuda del estado o de alguna institución (mental) eres tú a ver si te pueden curar el odio, y de paso, la tontería.


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