El Museo Soler Blasco de Xàbia se convirtió este sábado en un punto de encuentro para la reflexión sobre el presente y el futuro de la imagen, en el marco del Festival Internacional de Fotografía Ojos Rojos 2025. La jornada reunió a un numeroso público en torno a tres propuestas —dos charlas y una mesa redonda— que abordaron, desde distintas miradas, la relación entre fotografía y tecnología.
La mañana se abrió a las 10:00 horas con la conferencia ‘Los fotolibros de mi vida’, impartida por Juan Pedro Font de Mora, fundador de Railowsky, una de las librerías y galerías de referencia en España. Font de Mora ofreció un recorrido íntimo y documentado por los títulos que han marcado la historia del fotolibro, reivindicando este formato como espacio de creación y pensamiento visual.
A las 11:00 horas tomó el relevo el fotógrafo Fernando Puche, con la charla ‘Cosas que ya no necesitamos (Fotografía e Inteligencia Artificial)’. En su intervención, Puche —figura muy vinculada a la comunidad fotográfica de Xàbia— analizó el impacto de la inteligencia artificial en los procesos creativos y en la forma en que percibimos el paisaje visual contemporáneo. El autor combinó una mirada crítica con una reflexión poética sobre la transformación que atraviesa la fotografía en la era digital.
La jornada concluyó con la mesa redonda ‘Fotografía e Inteligencia Artificial’, en la que participaron Fernando Puche, Julián Zuazo y Susanne Pfingsten (directores de la galería PFZ Art de Xàbia), Nuria Carbó (especialista en transformación digital y comunicación) y Jo García-Garrido (fotógrafa, editora y directora de la revista Fantú).
El debate, seguido con gran interés por el público, abordó preguntas esenciales: ¿puede la fotografía seguir considerándose un reflejo de la realidad? ¿O ha pasado a ser una construcción moldeada por algoritmos y herramientas digitales? Los ponentes coincidieron en que la inteligencia artificial plantea desafíos éticos y estéticos inéditos, pero también abre nuevas vías de experimentación y redefine el vínculo entre autor, imagen y espectador.
El Festival Ojos Rojos continúa así consolidándose como un espacio de encuentro entre arte, tecnología y pensamiento contemporáneo, reafirmando su papel como uno de los referentes culturales de la Marina Alta.








