Creo que hay pocas personas que hayan hecho un recorrido tan intenso en su vida si no hay esfuerzo personal para tener creatividad, ideas y trabajo. Se habla del factor suerte, pero la suerte hay que ‘trabajarla’ para que acompañe a uno. Se suele decir ¡Qué suerte que ha tenido!, pero si le preguntamos a la persona, nos damos cuenta que la suerte le llegó cuando estaba preparado para ella.
En 2008 escribí un artículo sobre Elena y en 2013 otro sobre el taller que fundó con Álvaro Tamarit, en la Plaza de la Marina Alta; L’Artelier. En ellos descubrimos su pasión por la Arquitectura unida a las Bellas Artes. De hecho en el campo de la arquitectura ha recibido algunos premios y han salido de su mano algunos edificios; en el campo del arte ha hecho sus pinitos como artista plástica. Pero todo esto está acompañado de su actividad docente que de una u otra forma ha ido cultivando casi desde su inicio una vez culminados los estudios.
Si antes Elena había confraternizado con Portugal donde recibió una beca “Leonardo da Vinci” para desarrollar un proyecto de arquitectura, desde 2016 está desarrollando su labor en Francia, colaborando con estudios de arquitectura en la tarea del cálculo de estructuras y detalles constructivos. En los colegios de arquitectos colabora en una tarea que denomina de “mediadora cultural” celebrando cursos, talleres, exposiciones, etc. En la Universidad de Lyón, ejerce la docencia de lengua y civilización española.
Cuando le pregunto cuales son los rasgos de la arquitectura preferente me indica que le gusta el movimiento moderno calificado como racionalismo, con una línea muy cálida con respeto al paisaje y a la naturaleza.
En los momentos actuales está redactando su tesis doctoral en la citada Universidad de Lyon donde conjuga literatura española de los años 50-60 del siglo XX con arquitectura y arte. Sus mentores en estas áreas son José Antonio Coderch, Juan Benet y Eduardo Chillida. Esperamos pronto ver el resultado de este trabajo.
Pero también ha desarrollado en el pais vecino su faceta de ilustradora de cuentos. En 2019 ilustró el cuento de la psicóloga Fanny Munz titulado Ma petite Fanny. El viernes pasado, 28 de mayo, presentó en la Casa de la Cultura un nuevo cuento de la misma autora Una estrella en el cielo donde utilizando técnicas de collage, y con la ayuda de algunos pequeños asesores, ha destacado que en ocasiones hay dos tipos de personas (estrellas): los que se creen poca cosa y los que se muestran ufanos de su importancia, cuando en realidad todos tenemos unos valores que nos hacen valer y valorar.
Elena me indica que esta tarea de ilustradora, en este tiempo, le ha servido para aliviar el confinamiento por la pandemia que nos ha azotado. También me señala que quiere seguir en esta faceta de ilustradora donde saca su lado creativo y desarrolla su imaginación en estos planteamientos que tienen siempre una lección de vida y una moraleja.
Nuestra enhorabuena por esta presencia de Elena en nuestras vidas y en la cultura que trasciende lo local y se expande por allende las fronteras y que podemos disfrutar nosotros.
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Ilustración de Elena Roig
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Elena junto a sus asesores
