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‘El temps de la renda. Un vacío en el conocimiento antropológico de Xàbia’ (2), por Juan Bta. Codina Bas

10 de octubre de 2020 - 03:44

En estos párrafos voy acumulando ideas y reflexiones realizadas al socaire de mis vivencias y experiencias en varias ‘casitas’ a lo largo de los años 1954 a 1960. En esos años pasé algunos tiempos en las casitas de mis abuelos y de algunos tíos. Son recuerdos que en algún momento pudieran estar nublados o tergiversados por el paso del tiempo y por las emociones del momento. Sería muy interesante y bueno que si alguien cree que puede completar una información o matizarla o aportar otro punto de vista me lo pudiera comunicar al fin de mejorar este trabajo y posibilitar la edición de un texto que reúna todas estas ideas. Y ahora continúo con el trabajo comenzado.

Nada más llegar a la caseta hay que acondicionarla para que la vida pueda desarrollarse con holgura en la misma. Desde el tiempo de la renda del año pasado la casita solo había recibido las visitas del labrador, bien para cultivar el terreno adjunto, bien al regresar por la tarde de otra parcela o para otra cuestión. En alguna ocasión eran las mujeres que debían lavar las sábanas, mantas y alguna colcha que necesitaba un mayor espacio a la hora de
secar quienes acudían allí para utilizar el agua del pozo y los safareigs situados junto al brocal del pozo. Una pascua, fueron mis tías a lavar estas ropas utilizando las dos pilas, en una de ellas ponían la ropa que lavaban con jabón elaborado por la familia, y una vez limpias se pasaban a la otra pila donde se terminaba el lavado y una vez escurridas, colgar de unos alambres o cuerdas para su secado. Para esto se buscaba el día soleado y una vez seca la ropa se doblaba adecuadamente y se regresaba por la tarde a la casa del pueblo.

En mis recuerdos está que en uno de esos días de lavar la ropa en la caseta, hicieron para comer un arros amb ventre i peus que no sabría decir si era seco, caldoso o meloso, pero que me resultó extraordinariamente delicioso y que muchas veces lo he añorado. Bueno sería recuperar la receta. ¿Quién la conoce?.

Si volvemos al tiempo de la renda, hay que señalar que en este momento de la llegada, había que vaciar y revisar la parte del riurau donde se había guardado el año anterior todo lo relativo a la pasa protegido y cerrado con cañizos que taponaban las arcadas para mantenerlos en buen estado y poderlos volver a aprovechar al año siguiente: había que revisar los cañizos, los pilones, los capazos y todas las demás cosas guardadas y si alguno se había deteriorado, había que repasarlo y ponerlo en condiciones de uso. Fue un trabajo intenso de los primeros días. La chiquillería ayudaba revisando los capazos y clasificándolos según su estado: en buen estado o deteriorados para que se recomponieran o para tirar si estaban muy estropeados o colocando los pilones adecuadamente.

También había que revisar las estancias y adecuar las habitaciones; posiblemente había que encalar la cisterna por dentro y también algunas paredes. La caseta se había mantenido bastante bien ya que era frecuente la visita del labrador durante el año, pues allí tenía algunas herramientas para su trabajo, pero siempre había algo que repasar. Se adecentaba todo y se colocaba la cama en la habitación principal para los abuelos. Se preparaban los catres, viendo el estado de las cuerdas y se miraba si les márfegues de pallots de dacsa estaban llenas y cómodas para el sueño reparador. Si bien las mujeres dormían en los catres sobre les márfegues, los hombres y chiquillería lo hacía en la cambra, en el suelo, pero sobre márfegues también, y en el momento de la escaldà, algún hombre dormía en el riurau a modo de guardia vigilante por si se ponía a llover.

Otra de las primeras funciones era ver el establo, si disponía de suficiente lecho para los animales. Sobre el establo se situaba el pajar con un agujero que se situaba encima del pesebre desde el que se lanzaba la paja que era el alimento principal del animal cuando estaba en el establo con las algarrobas y la alfalfa si bien en otros momentos también se alimentaban de cebada, avena, trigo, maíz…

Tras un temporal que hubiera acumulado mucha alga en la playa se veían acudir numerosos carros hacia el Arenal de Xàbia para hacer una carga de alga que llevaban hasta las cuadras (tanto de la casa de campo como de la población) que mezclada con la paja que se dejaba caer sobre el pesebre y las heces de los animales que allí estaban y las procedentes del ‘comú’ o excusat cuyas deyecciones pasaban a mezclarse con las de los animales junto a otros restos orgánicos, servirían para conseguir un buen estiércol que sirvieran de abono ecológico de extraordinario valor para las plantaciones.

Los restos de paja que caían al suelo junto a las algas, servían de lecho para los animales que se tumbaban sobre él. En el pueblo cuando este estiércol se iba a sacar del establo existente en la casa del pueblo, había que avisar con antelación a los vecinos de la calle por si había en el entorno una mujer en situación de parir y posponer esa actividad.

La caseta contaba con un horno moruno, convertido en fornet de coure pa. Cuando se iba a usar los hombres eran los encargados de hacer el fuego y vigilarlo para conseguir que las brasas tuvieran la suficiente fuerza para su uso. Primero se asaban pimientos, berenjenas y tomates, que se dejaban para hacer les coques de tomaca i pebrera tras la cocción del pan.

Mientras las mujeres amasaban el pan que iba a cocerse en el horno y cuando el suelo del horno estaba limpio de restos del fuego, pero conservaba el calor suficiente, se metía el pan que luego tenía la vida de una semana. ¿Cómo eran capaces de conservar tanto tiempo el pan? Una vez sacado el pan, se hacía una segunda hornada con les coques de tomaca i prebrera, de oli o de butifarró y hasta moniatos y patatas y algunas pastas con almendras realizadas por la chiquillería en su deseo de iniciarse en estas tareas culinarias.

Una vez finalizada la tarea, ya al atardecer, la cena con todas estas vituallas, que a veces si los comensales eran muchos se realizaba poniendo todos los manjares sobre un cañizo que servía de mesa y todos sentados alrededor, con el riego del vino procedente de la cosecha anterior, con las aceitunas y les pebreres i tomaques en salmorra y si ya se las uvas estaban para comer los granos de uva se iban diluyendo en la boca junto a los bocados de la coca. A veces les figues de palera daban fin a tan opípara cena pero sin abusar por aquello de que se produce un tapón en el intestino. Esta cena debía tener lugar antes de anochecer ya que las casitas no tenían luz y había que alumbrarse con un carburero o a la luz de la luna. (Continuará).

7 Comentarios
  1. Maria Josefa Salvá dice:

    ¡Que recuerdos¡Yo he vivido esos tiempos hace 70 años en Gata de Gorgos donde se iniciaba ese ritual el 7 de Agosto,el día siguiente al Stmo.Cristo «festa gran» en el pueblo..A mi me encargaban «els pilons» y cuando se recogía la pasa,recoger «la granulla» que eran granos sueltos que caían a la tierra del «sequer».Eso era faena de críos.
    Por suerte a mis padres no les dio por hacer un chalet y a dia de hoy tenemos y vivimos en los veranos el «risau» que es otra manera de vivir¡ Y «vetlar per la nit» repartiendo un meló d’Argel.
    Gracias por quitarme en un momento,una pila de años……y hacerme recordar olores,sensaciones e imágenes archivadas en la memoria

  2. Pepe dice:

    … y las sillas. Había que preparar las sillas, con el asiento de pleita o de esparto, y por lo general bajas. Al atardecer, cuando ya había terminado el trabajo, se arrimaban a la pared y se inclinaba el respaldo sobre la misma. Si en la caseta había alguna muchacha joven, era el momento de arrimar dos sillas juntas, una para ella y otra para el novio. Siempre bajo la vigilancia de alguna persona mayor. Era el momento de «festejar».

    • Juan Bta. Codina Bas dice:

      Está bien tu comentario. lo incorporaré en algún momento o al final en la redacción del libro que puede salir de todo esto. Si me facilitas algún dato más tuyo señalaría tu aportación con tu nombre y apellido. Un abrazo.

  3. Enrique dice:

    Me encanta el relato, esperando con impaciencia su continuacion.

  4. Juan Bta. Codina Bas dice:

    A la vista del comentario de Godofredo y sabiendo que los mayores podemos tener dificultades de memoria, os animo a escribir cosas del pasado de cada uno, ya que esa mirada atrás os vuelve a vuestra juventud, y la revisión de fotos antiguas es otro elemento para estar jóven.

  5. Godofredo dice:

    Exhaustivo relato que trae muchos recuerdos, no sólo de hechos si no también de personajes, determinadas situaciones, recetas, anécdotas…, todo lo cual bien merece ser compilado para deleite tanto de quienes lo vivieron como de los que no lo han conocido.


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