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‘Curiosidades en mis andanzas por archivos y bibliotecas (XII)’, por Juan Bta. Codina Bas

15 de agosto de 2022 - 07:17

Volviendo a los archivos y a mi segundo libro titulado Hombres de Jávea que lleva como subtítulo el de ‘los que estudiaron en la Universidad de Valencia entre 1800 y 1832’. El número romano (I) quería indicar que el libro tendría una continuación. Así era mi idea, pero a veces las ideas iniciales sufren un cambio o se diluyen.

Con el paso del tiempo vas encontrando nuevos datos que enriquecen nuestro conocimiento sobre personas de esta villa y a veces un dato encontrado de forma fortuita en otro enclave te proporciona nueva información sobre alguien que cabría hacer una edición aumentada de la primera publicación. A este relato sobre los que estudiaron en la Universidad hay que añadir los que lo hicieron en la Universidad jesuítica de Gandía y que nosotros los publicamos en uno de nuestros últimos libros: Los jesuitas en Jávea y habría que hacer aún un cribado en otras Universidades para tener una visión completa de aquellos que se formaron en los ámbitos universitarios. Hemos encontrado personas que estudiaron en Barcelona, en la Universidad Central (Madrid), en Santiago de Compostela… y seguro que hay más.

El libro lo construí con los datos obtenidos de los Libros de matrículas de la Universidad de Valencia. Conseguí una relación completa de los que fueron a esta Universidad en el siglo XIX y que completé con datos obtenidos en otras instancias. Fueron en este caso el Archivo del Real Colegio del Corpus Christi de Valencia así como el de Santo Tomás de Villanueva (el colegio de los ‘tomasinos’), el Archivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y la Hemeroteca Municipal de Valencia.

A nivel de personas, Carlos Carbonell, me facilitó alguna documentación de su archivo privado sobre Antonio Catalá Catalá y en el Diario de Sesiones de las Cortes obtuve el discurso de Antonio Catalá Catalá sobre su propuesta para economizar que fue muy reconocido por sus atinadas observaciones. Creo que es un texto modélico sobre cómo hacer economías en un país y cuando conozco a algún político le recomiendo que lo lea. Y no estaría de más que en la actual crisis económica fuera un texto de mesilla de noche para los políticos actuales, que alguna idea podrían utilizar para remediar las situaciones negativas. Fueron 39 medidas las que expuso y que se pueden leer entre las páginas 99 y 115 del libro.

En el libro aparecen tres estudiantes que lucharon contra los franceses en el batallón de estudiantes y que al volver después de ser hecho prisioneros, la Universidad les ofreció adelantar tres cursos de su carrera. Entra en lo anecdótico que siendo el uniforme de los que defendían la ciudad de Valencia de color azul, el de los estudiantes fuese de color marrón. Esto parece ser que se debe a que el tejido de color azul se terminó dada la necesidad de hacer uniformes y como los estudiantes fueron los últimos en acudir, comenzaron a pedir tejidos para sus uniformes en los conventos, por lo que les proporcionaron tejidos de color marrón

Con el tiempo hace tres o cuatro años descubro un médico en El Toboso, que tras indagaciones posteriores conozco que su padre fue uno de los que luchó contra los franceses, José Diego Catalá, que estudiaba medicina, y que, casado en Ruzafa con Francisca María Moragues Espasa tuvo un hijo, Guillermo Justo Pastor Diego Moragues que fue médico ejerciendo posteriormente en Jávea. y tras la muerte de la primera esposa en unas segundas nupcias se casa con María Antonia Cholbi Cardona con quien tiene a Cristóbal Diego Cholbi que también fue médico y que para no hacer la competencia al primero marchó al Toboso y allí ejerció la medicina y creó su familia con quienes he compartido informaciones. Sus descendientes recuerdan algunas referencias y así me cuentan que decía que en El Toboso había nueve meses de invierno y tres de infierno. Al morir sus palabras se dirigieron al Nazareno con la frase: ¡Ay, Santo Cristo de Jávea!

El libro lo editó el Ayuntamiento y la idea de escribir el segundo volumen que iba a comprender los que estudiaron en dicha Universidad entre 1832 y 1842 donde había pensado incluir 39 universitarios varones se cayó de mis previsiones. El primer tomo fue un poco farragoso y no tuvo el éxito ni el interés que yo esperaba, por lo que este segundo tras construirlo, lo deje en el cajón de sastre. He de añadir que en mi Diccionario Biográfico Javiense Abreviado están todos ellos. Era una idea interesante para ver cómo iban cambiando los estudios en esos diez años; pero a pesar de ese trabajo no dado a conocer, hay un trozo de nuestra historia local plasmado en esos hombres que fueron adalides en la villa. A este debían sucederle dos o tres más, pero no pudo ser.

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