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«Y los sueños, sueños son», por Juan Legaz Palomares

30 de mayo de 2021 - 10:34

Y los sueños, sueños son. Esto escribía mi admirado D. Pedro Calderón de la Barca en su obra: “La vida es sueño”. Y otra de las expresiones que recuerdo, decía: “Yo sueño que estoy aquí de estas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi”.

Y ustedes se preguntarán, qué escribe este desnortado loco a esta altura de la película. Sí, después de esta trágica pandemia, confinamientos perimetrales, y un largo etcétera de efectos contradictorios capaces de perturbar la mente del más cuerdo y, tras más de seis meses sin poder disfrutar de las lindezas mi querida Xàbia, un sueño tras otro, me han ido carcomiendo el cerebro hasta el punto de acercarme a la locura. Nada ni nadie podían apartarme de la idea obsesiva de vivir tanto tiempo alejado de mi querida Xàbia. ¡Maldita pandemia!

Por fin, después de más de seis meses de ausencia obligada sin poder visitarte, la luz de tu radiante “Amanecer” ha penetrado en mi corazón como un rayo divino que ha iluminado todo mi ser. ¡Ya era hora! Por favor, Señor, no me prives durante tanto largo espacio de tiempo de la luminosidad de esa preciosa Bahía de este maravilloso pueblo, que oxigena y estimula mi vida.

Ha llegado la oportunidad y no he dudado ni un solo instante en aprovecharla. El recibimiento ha sido espectacular. En verdad no esperaba menos. Sabía que mi querida Xàbia no me defraudaría. Me ha recibido con los brazos abiertos, diciéndome: “Acúnate en las aguas de tu amada Playa de la Grava. Duerme tranquilo, que aquí me tienes orgullosa de
recibirte y, a su vez, agradecerte todo el amor y cariño que me profesas, a pesar de no ser hijo de mis entrañas. Te adopto y te amo igual que si fueses nativo”. ¡Qué feliz y agradecido me he sentido, aunque solo haya podido gozar de ella por un solo fin de semana!

Xàbia, yo te quiero como un niño a su mejor juguete. Lo decía Albert Einsteín: “La búsqueda de la verdad y la belleza es una actividad que nos permite seguir siendo niños toda la vida”.

Les aseguro que la he encontrado más lozana, más esplendorosa, más rejuvenecida y, por supuesto, dispuesta a fortalecer todos los eventos que los xabieros añoran, y que no han podido celebrar durante estos dos desafortunados años de pandemia. He sentido como un aviso de esperanza en mi corazón y un soplo de luz divino de alegría que me comunicaba, en secreto, que mi Xàbia tornará rápido a la felicidad, a su estado de normalidad, de festividad, de solidaridad, de fraternidad, de amistad, y del cariño que ha demostrado históricamente desde siglos. Me lo ha chivado el Divino Nazareno y la Mare de Déu de Loreto.

¡Qué feliz me siento en mi querida Xàbia! ¡Déjame Señor, que sueñe, que los sueños, sueños son!

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