En los últimos días, los vecinos de Xàbia han sido testigos de una inusual y sorprendente aparición: un monstruo de más de dos metros de altura, montado en un camión eléctrico, ha sido visto recorriendo las calles del municipio. Pero lejos de ser una criatura fantástica, este ‘monstruo’ tiene una misión clave: sensibilizar a la ciudadanía sobre un grave problema ambiental que afecta al alcantarillado local.
El Ayuntamiento de Xàbia ha lanzado una innovadora campaña para combatir el uso inadecuado de toallitas húmedas y otros residuos que colapsan las redes de saneamiento. Bajo el nombre de ‘Incivicus Toallatum’, conocido coloquialmente como ‘El Monstruo de las Toallitas’, esta figura personifica el impacto negativo que generan estos desechos cuando no son eliminados correctamente.
La alcaldesa de Xàbia, Rosa Cardona, insta a los vecinos a colaborar activamente en esta iniciativa, destacando que detener al monstruo es una prioridad tanto para proteger el medio ambiente como para evitar costosos daños al sistema de alcantarillado del municipio.
Acciones de la campaña
Para informar y hacer llegar el grave problema que supone el gesto de tirar las toallitas al inodoro, y buscar así una solución, desde el Consistorio se ha puesto en marcha estas acciones:
- Movilización infantil y juvenil: Niños y jóvenes del municipio han sido designados como los principales ‘cazadores de monstruos’. Equipados con cámaras y teléfonos, se encargarán de localizar y documentar las apariciones del monstruo en redes sociales, fomentando la participación ciudadana y la difusión del mensaje.
- Entrega del ‘Kit Anti-Monstruo’: Todas las casas de Xàbia recibirán un paquete informativo que incluye instrucciones claras para evitar alimentar al monstruo. El kit contiene un folleto explicativo y señalización para los puntos más sensibles del hogar, como el WC, recordando a los vecinos que las toallitas deben ser desechadas en la basura y no en el inodoro.
Según los expertos, si no se logra controlar a ‘Incivicus Toallatum’, su crecimiento podría tener consecuencias devastadoras tanto para la infraestructura local como para el entorno natural. El Ayuntamiento ha recalcado que este problema no solo es técnico, sino también una cuestión de civismo y responsabilidad colectiva.
Lo de tirar las toallitas al váter es una salvajada. En nuestra comunidad de propietarios hemos puesto carteles (en inglés y español) para informar a los vecinos, pero algunos siguen tirándolas sin importarles el daño que causan ni lo que le cuesta a la propia comunidad (y que ellos también pagan) la limpieza de nuestro alcantarillado. Y no hay más que ver la costa con las rocas llenas de toallitas para saber que hay muchos imbéciles que siguen haciéndolo. Es desesperante.
Hay qué tirarlas a la basura residuos