‘Xàbia es oro molido’, por Juan Legaz Palomares

El oro es un elemento químico de color amarillo brillante, el más dúctil y maleable de los metales, muy buen conductor del calor y de la electricidad, escaso en la corteza terrestre donde se encuentra nativo y muy disperso, y que se usa en joyería, en la fabricación de monedas y como signo de riqueza. Xàbia no se diferencia demasiado de este preciado metal.

Con esta expresión de “oro molido” pretendo resaltar, una vez más, mi alabanza a mi querida Xàbia y ensalzarla sin límites. Dios la dotó de: humildad, de sencillez, de bondades, de grandeza y de infinitas cualidades naturales, que la encumbran a la cima de la generosidad y la nobleza.

Desde su trayectoria de ejemplaridad histórica como pueblo solidario, tolerante, acogedor fue creada para enamorar y nace para hacer soñar con la felicidad al más reticente e incrédulo ser humano.

La vida en Xàbia te transforma en una persona íntegra, educada, respetuosa y llena de virtudes humanas y espirituales, que abocan a la suprema felicidad. Un pueblo que te ofrece luz y vida, y que te aleja de la mente las mezquindades.

Cuando observo tus bellezas, tanto si estoy en tierra, como si navego y surco la maravillosa preciosidad de tu Bahía, siento un escalofrío de amor profundo que me cala hasta los huesos del alma (si es que el alma tiene huesos).

Esas palabras de “oro molido” se me ocurrieron un día -o, mejor dicho- en un profundo sueño de esos en los que, mientras duermes elevando el pensamiento al estrellado firmamento, notas en tu interior que te llega esa luz espiritual que te toca como si fuese un resorte divino para anunciarte una noticia sorprendente y maravillosa. Te despiertas eufórico, porque todos los sueños agradables te reconfortan y te producen unas sensaciones placenteras y que jamás estás dispuesto a olvidar, y menos aún a rechazar.

Nada es más gratificante que un sueño que te consagra en la brillantez de ese gozo celestial que te permite levitar hacia un cielo estrellado con luz fulgurante e inacabable. Sientes como si los ángeles te elevaran a la espiritualidad celestial.

¡Qué paz y tranquilidad vivir un sueño abrazado por mi querida Xàbia! Tanto es así que, cualquier sueño espléndido y que te genera un exquisito deleite, me proporcionó haber tenido la gran suerte de percibir el ilusionante deseo que mi enloquecida imaginación fantasiosa vislumbraba, y escribí:

En tu Bahía se engrandece
la vida que tanto adoro
con humildad nos ofrece
el amor como un tesoro
porque el corazón se enaltece,
en Xàbia: “molido oro”.

Juan Legaz Palomares