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Trabajo esencial en el encierro: Hablar con tus ascendientes, por Juan Bta. Codina Bas

07 de abril de 2020 - 09:03

Estamos confinados y a veces en la misma vivienda viven mayores y menores y de esa convivencia obligada hay que sacar provecho. Como el gobierno ha dicho, hay trabajos y tareas esenciales y uno de ellos es el hablar con los mayores. A veces en la vivienda los mayores se aíslan o sienten que estorban, pero hemos de hacerles ver que son imprescindibles e importantes, porque de hablar con ellos podemos aprender mucho.

Los nietos pueden hablar con los padres y con los abuelos, pero también los padres pueden hablar con los suyos. Muchas veces me arrepiento de no haber hablado con los míos para preguntarles por su pasado y por las cosas que sabían. Ellos son un cúmulo de experiencias y saberes que están esperando comunicar a los suyos.

¿Cuántos de los que leéis este texto, conocéis los segundos apellidos de los abuelos? Este es un aspecto sobre el que se puede hablar, el relativo a la familia. El obtener el inicio del árbol genealógico familiar. Seguro que cuando lo preguntéis, sin hacerles más preguntas, os dirán cosas no solo de los abuelos, sino también de los tíos y primos y demás parientes.

Comenzamos ya por saber cosas de nuestra familia y si son del pueblo o de fuera y si alguno tuvo que emigrar en algún momento y en qué trabajaron a lo largo de su vida.

Otro aspecto sobre el que hablar son las experiencias que adquirieron en su trabajo o en su actividad y en relación con ello como se formaron y si tuvieron fácil o difícil el aprender o que anécdotas recuerdan en el trabajo o en su vida, graciosas o de dificultades.

Hay veces que entre las abuelas y abuelos se establece una confidencialidad con los nietos y nietas qué no se establece con los hijos. Hay una cosa que tiene su morbo sin malicia, para los nietos y nietas y es el de conocer las cartas de novios y novias de los abuelos y abuelas así como las fotos antiguas que nos llevan a conocer aspectos del pasado. Cómo se divertían en la calle o cuando llovía, que juegos eran los más usuales. Las nietas gustan de ver las labores que hacían sus madres y sus abuelas en la escuela. También a veces se les puede enseñar a coser a uno y otro sexo o enseñar a cocinar con recetas caseras.

Mi mujer enseñó a planchar a un hijo que estaba inmerso en la tarea de planchar su pantalón. Recuerdo que en el servicio militar nos daban, con el uniforme, un juego de coser, con dedal incluido, por si se nos caía un botón de la camisa.

Hay que escuchar las voces del pasado que nos transmiten los mayores. Es usual cuando en una reunión de familia, el abuelo quiere contar algo que se le corte diciendo: ya tenemos la historia del abuelo o eso son historias de abuelos. Seguro que las han contado muchas veces, pero en ese momento el abuelo o la abuela están rememorando hechos o cosas de su juventud y hay que agradecerles que se muestren partícipes de la conversación. La vida de un mayor tiene un cúmulo de saberes que hay que conocer y para ello la conversación es el elemento primordial que además nos ayudará a sobrellevar el encerramiento.

Los mayores necesitamos contar nuestras vivencias y pasar el testigo a los que nos suceden. Es una necesidad el hablar y conectar. Pero los mayores también han de hablar con sus amigos y si éstos están confinados, lo pueden hacer con los móviles y en este apartado los nietos que saben mucho, han de enseñarles a sacar provecho de esos artilugios. Mis nietos me han enseñado a ver una película que ya se emitió o como enviar un mensaje o como escribir con emoticonos solo.

Una tarea de esta experiencia en la que estamos confinados podría ser la de elaborar árboles genealógicos familiares y reconstruir las historias de nuestras familias. ¿Os imagináis una enciclopedia genealógica de Xàbia con apuntamientos de las familias? Creo que sería una tarea trascendente para dejar en el Arxiu municipal y poder re-descubrir dentro de 100 años, nuestras experiencias de hoy.

Os animo a desarrollar estas actividades u otras, pero no olvidéis que los mayores necesitan a los jóvenes.

Juan Bta. Codina Bas

1 Comentario
  1. Erika dice:

    Sr. Codina, Juan para los amigos, aunque tarde, acabo de leer este artículo y, como siempre, lo aplaudo. Lo que siento es que no puedo hablar directamente con mis hijos o con mis nietos, pero sí por teléfono, lo que agradezco mucho. Y, de momento al menos, no me han cortado diciendo que son cosas de abuelos. Es más, les suelen gustar las cosas que les cuento, aunque, por la distancia que nos separa, les vea poco.
    Gracias por tus bonitos recuerdos y no dejes de transmitírselos.


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