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‘Nunca temió’, por Juan Legaz Palomares

15 de noviembre de 2020 - 00:41

Nunca me cansaré de elogiar a ese grupo de sanitarios y al resto de profesionales y trabajadores, que han estado en la brecha dándolo todo por intentar salvar la vida de los demás (y siguen estando con vocación espíritu de servicio a los demás).

En este artículo he buscado este curioso ejemplo que me ocurrió, pero hay miles con los que se podría ensalzar a estos auténticos héroes.

Recuerdo con nostalgia el impacto que me causó aquella anécdota que me contó un divertido profesor en mi época de estudiante. En uno de esos momentos en los que los estudiantes estamos atribulados y nerviosos a la hora de examinarnos, me dijo: “¿Tú sabes lo que le sucedió un día a un estudiante?”. Respondí, -.no. Y continuó: “En una visita a un cementerio se paró en una tumba en la que en la lápida figuraba la siguiente inscripción: “El hombre que nunca temió”. El estudiante sin pensárselo dos veces, escribió debajo: “Porque no se examinó”. No me atreví a preguntarle si el estudiante en cuestión había sido él por miedo a recibir un exabrupto o un suspenso.

Transcurridas decenas de años y, ante la crisis sanitaria que tenemos encima por el invisible, imprevisible y traidor Covid-19, he decidido agregarle este epitafio a los héroes sanitarios, añadiéndole debajo de su escafandra a cada una de las profesiones u oficios de las personas que en estos dramáticos y amargos días lo dan todo para salvar las vidas de los demás, y “nunca temieron”: Médicos, enfermeros/as, auxiliares de clínica, celadores, conductores de ambulancias, limpiadoras, camioneros, Cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, Ejército…, o cualquier otro trabajador que esté en primera línea afrontando el desolador panorama de ver, cómo mueren cientos de personas cada día.

No encuentro suficientes calificativos de alabanza en el rico vocabulario español para demostrar la ingente labor humanitaria y arriesgada de estos abnegados profesionales sanitarios. Por citar algunos epítetos: Amor, cariño, vocación, esfuerzo, entrega incansable… y todos lo adjetivos loables que podamos hallar en el diccionario de la RAE.

Quiero enfatizar en su favor las palabras que leí de San Vicente Ferrer que decía: “La acción es una oración sin palabras… La acción buena contiene todas las filosofías, todas las ideologías, todas las religiones”.

Estas palabras resumirían la labor impagable que realizan los sanitarios. Por muchos aplausos, homenajes y agradecimientos que les hagamos, jamás les podremos pagar todo el bien que están realizando, incluso poniendo en peligro sus propias vidas, y por añadidura la de sus propias familias. Un ejemplo vivo y real es, cuando la Madre Teresa de Calcuta le mostraba a una novicia la dramática imagen a los pies de la cama de un enfermo escuálido, esquelético, llagado. agonizante y moribundo y le dijo: “Ámalo hasta que te duela, si te duele es buena señal”.

Estáis auscultando en vivo y desde la distancia, las conciencias de todos los españoles, porque la conciencia es el mejor libro moral que tenemos. Vosotros estáis llenos de un amor inmenso y una caridad sin límites. Quiero que mi abrazo virtual, pletórico de amor os llegue al corazón. Y como por mucho que os alabe nunca lo haré lo suficiente ni lo que os merecéis, acabaré recurriendo a Sófocles: “La obra humana más bella es la de ser útil al prójimo”.

Juan Legaz Palomares.

2 Comentarios
  1. Juan codina dice:

    Un texto muy oportuno y que reconoce a tantos que no han temido las consecuencias. Se necesita entrega y donación de si mismo.


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