En la actualidad, con la era digital, las llamadas telefónicas se realizan con un simple toque en la pantalla de un móvil; vivimos en un mundo de inmediatez y tecnología avanzada. Sin embargo, en tiempos no tan lejanos, las comunicaciones vía telefónica eran más complejas. Para hablar con alguien se debía pasar por una central y solicitar la conexión. Este trabajo lo realizaban las telefonistas, mujeres conocidas como las ‘chicas del cable’. Y es que, la labor de estas chicas consistía en unir a las personas a través de los hilos telefónicos.
En España, aunque las telefonistas atendían las llamadas telefónicas desde finales del siglo XIX, fue en 1924, hace ahora 100 años, cuando la Compañía Telefónica Nacional de España comenzó a instalar de manera progresiva, centrales automáticas por todo el país. Pero, en muchos pueblos pequeños, incluyendo Xàbia, las centrales manuales siguieron durante varias décadas.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar.
Los primeros teléfonos de Xàbia
La historia de la comunicación telefónica en Xàbia comienza en los años 30, en concreto en enero de 1932, antes de la Guerra Civil. La primera central telefónica se instala en la calle Mayor 36, en casa de Bartolomé Castelló Ferrer, un emprendedor, que es quien solicita a Telefónica el permiso y siendo la primera telefonista Conchita, una joven procedente de Madrid.
En sus inicios, apenas había 25 abonados, entre ellos el Pòsit, el Ayuntamiento, la Guardia Civil, el Molí dels Bolufer y el Ordinari, cuyo número 1 pertenecía a Francisco Miralles, el Ordinari de Dénia.
Al poco tiempo, la central se trasladó a otra vivienda, en concreto a la calle Mayor 38, siendo la responsable Manola Castelló Marí, hija de Bartolomé, y teniendo como telefonista a Rosita Bisquert y a otra joven llamada María.
Con los años, en 1959, la familia de Manola decide abrir un hostal en la Cala Blanca, por lo que traspasaron el negocio de Telefónica a Amparito Sapena Bisquert, vecina de la calle, quien había terminado sus estudios de Perito Mercantil. La centralita se mudó a la calle Mayor 24, donde empezaron a trabajar cuatro de los seis hermanos de Amparito: Amparito, Vicenta, Mª Antonia y Joaquín, éste último era quien se encargaba del turno de noche por si hubiera alguna urgencia.
Aumento de abonados
Poco a poco fue aumentando el número de abonados, llegando a ser 100, lo que incrementó también la plantilla de empleados, incorporando a Tonica Buigues Ern, posteriormente entró Tonica Zaragocí Soliveres y luego su hermana Kika.
Formar parte de este empleo no era fácil. Entre los requisitos, se pedía ser discreta, y es que quienes llamaban solían contar su vida a la telefonista mientras se mantenía a la espera o explicaba el motivo de su llamada.
Por otro lado, las jóvenes debían haber realizado el Servicio Social Obligatorio, un curso en el que se impartían distintas disciplinas y cultura general. Y es que, en aquellos años, no tenían DNI hasta los 21, por lo que se precisaba de un permiso paterno y el título para poder acceder a un puesto de trabajo del Estado.
Las telefonistas debían saber el listado de teléfonos de memoria, «de hecho era lo primero que estudiábamos cuando entrábamos a trabajar», dice una de ellas, que añade que «la mayoría de llamadas que entraban eran locales. Las personas que llamaban solían pedir que se les conectara con lugares específicos como el Hotel Plata, el Mercado, o un vecino, sin conocer los números de destino, nosotras debíamos saberlo de memoria. Te decían pásame con... y nosotras ya nos sabíamos que número tenían». En cuanto a las llamadas internacionales, éstas siempre debían pasar por Madrid antes, «y solían decirnos que había demora».
Pero pasó el tiempo y llegó la modernización de la tecnología. El sistema pasaba a semiautomático y había baterías, por lo que debían estar en un local más amplio. Era sobre 1970 cuando pasaron a la calle Virgen del Pilar, 10 y donde finalmente estuvieron hasta el 23 de agosto de 1975 que fue cuando se efectuó el cierre. Desaparecía la central manual debido a la automatización completa del sistema telefónico, que suponía más rapidez en la conexión. «Ese día se conoce como el día del corte», explica una telefonista.
En los últimos años, llegaron haber más de 1000 números dados de alta y eran unas 14 chicas las que se ocupaban, en Xàbia, de comunicar a los vecinos.
A pesar de este cierre, algunos locutorios ubicados en el puerto y en el Arenal para dar servicio a los vecinos de estos núcleos urbanos permanecieron operativos años después, hasta que se instalaron las cabinas telefónicas con línea directa.
Aún así, el locutorio de Duanes de la Mar que estaba situado bajo la Arcada de Pio XII estuvo abierto hasta 1980; aunque se traspasó a un extremo del Paseo de la playa de la Grava, cerca del puerto pesquero, permaneciendo abierto, a cargo de Gaspar Cruañes, hasta 1993. El locutorio del Arenal estaba a cargo de Salvador.
Cómo era la conexión
Las personas que no tenían teléfono en casa se acercaban a esta central de Xàbia para solicitar la llamada a las telefonistas. Lo hacían a través de una ventana pequeña, y ellas le indicaban a qué teléfono de la parte exterior podían conectarse. Una vez hecha la transmisión, se iniciaba la cuenta de minutos, que luego se cuantificaba por un precio y era el coste total de la llamada.
El trabajo de las telefonistas
Por otro lado, el trabajo de la telefonista consistía en trabajar delante de un panel repleto de clavijas y luces. Debían conectar clavijas, transferir comunicaciones por toda la geografía española y, sobre todo, ser discretas y saber guardar secretos e información confidencial.
«Cuando entraba una llamada parpadeaba una luz roja, entonces conectabas un extremo del cable, la clavija, a esa posición, se abría una llave y se iniciaba la conversación entre telefonista y quien emitía la llamada que solicitaba dónde y con quien quería hablar. Posteriormente, una vez la telefonista disponía de esta información, se marcaba el número solicitado y se conectabas a la línea de destino la clavija del otro extremo del cable. Entonces informaba al destinatario de quién llamaba y se efectuaba la conexión. Ahí se encendía la luz verde. Desconectábamos desde central y a por otra llamada. En muchas ocasiones, las luces no paraban de parpadear, no paraban de entrar llamadas», señala una telefonista.
Señalar, que durante todo ese proceso de transmisión, el abonado quedaba incomunicado esperando la respuesta de la centralita.
Estas centrales eran el punto de llamada, no había entonces otro modo de conectar y hablar con otro personas. Siempre había que pasar por central, no existía la línea directa. Todos los pueblos tenían una central.
Sistema de pago y tarifas
En cuanto al sistema de pago, cada final de mes se cobraba casa por casa a los abonados. Si no pagaban, se colocaba un tapón en su número, permitiéndoles recibir llamadas pero no realizarlas hasta que se saldara la deuda. Las llamadas urbanas eran gratuitas y solo se pagaban las interurbanas. Además, la tarifa más económica era los fines de semana, de ahí, que se produjeran colapsos «sobre todo de gente de Cazorla. Hubo un boom de emigrantes de esta población que aprovechaban el fin de semana para llamar a casa y cuando llamábamos a central nos indicaban que había demora, la cual podía llegar a ser de hasta dos horas», recuerda una telefonista.
Anécdotas y recuerdos
Las historias y anécdotas de las 'chicas del cable' de Xàbia son numerosas. Una de las más recordadas es cuando el actor Paco Rabal vino a Xàbia para la grabación de la película 'El hombre de la Isla'. Rabal se hospedó en la casa de Vicente Escrivá, 'Hemeroscopea', pero para llamar a su casa debía trasladarse a la central de telefónica. «Traía una caja de bombones cada vez que venía y solía pasar largos ratos hablando por teléfono. En una ocasión, tras haber pintado y barnizado las instalaciones, se quedó pegado al asiento después de una larga conversación», recuerda Joaquín Sapena.
Otra anécdota memorable ocurrió en 1962, cuando Francisco Franco visitó Xàbia. Se instalaron cuatro líneas directas a Madrid, cuando normalmente solo había una para las llamadas internacionales. Las chicas del cable recuerdan también cuando venían ministros importantes como Navarro Rubio al Parador, «ellos tenían línea directa y no pasaban por central. El parador tenía una central pequeña propia en su interior y así, cuando tenían que realizar una llamada importante, no pasaban por la sede del pueblo».
Las telefonistas también recuerdan las visitas de la 'vigilanta' que venía de Alicante para controlar el trabajo que realizaban y los regalos de Navidad que recibían de las empresas de la zona.
El adiós a la tecnología humana
La historia de las chicas del cable en Xàbia es el testimonio de un tiempo en el que la tecnología dependía en gran medida del toque humano. Estas mujeres fueron pioneras en el ámbito de las telecomunicaciones y desempeñaron un papel vital.
Hace 100 años, la comunicación era un desafío, pero se conseguía. En la actualidad avanzamos a pasos de gigante con la era digital, pero es importante recordar todos los aquellos pasos que se dieron en nuestros antepasados para que a día de hoy nos conectemos al mundo, en un solo segundo, a través de los teléfonos inteligentes e internet.
Las telefonistas de Xàbia que hicieron posible esta comunicación fueron -además de las ya nombradas-: Encarna Tachó Bolufer, Dorita Bolufer, Pepa Bas, Ana Cardona Buigues, Mª Teresa Cruañes Bolufer, Mayte Moragues, Rosa Mata, Antonia Gual, Kika Zaragocí y Tonica Zaragocí.
També n’hi havia una telefonista de Xàbia que es diu Concha Molina Romero o tambe la coneixien com “la morenassa” !!
Ya contarán un día todo lo que oían…
Almodóvar se regocija recordando los tiempos cuando trabajó en Telefónica, según él mismo cuenta, muchas ideas de sus guiones vienen de todo lo que puede recordar de las conversaciones que escuchaba.
Lo que él ve como algo «divertido», lo veo yo como algo muy delictivo.
En fin…
Muy interesante, enhorabuena. En el Arenal, nosotros usábamos al principio las cabinas telefónicas que había, luego ya pedimos la instalación del teléfono, que costó carísima, aún tengo el aparato de entonces aunque ya no funciona y sigo manteniendo el mismo número pero con los números que se le fueron añadiendo a medida que crecían las instalaciones en toda España.