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«La familia y el coronavirus», por Juan Legaz Palomares

04 de mayo de 2020 - 17:25

Recluido en mi domicilio durante casi 50 días, por razones sobradamente conocidas por todos (COVID-19), y que se nos prohibía salir a la calle, bajo ningún concepto, excepto para adquirir artículos de primera necesidad, farmacias y extremas urgencias, solo me quedaba ver la televisión, leer, repasar recuerdos de fotografías, recibir o enviar WhatsApp y poco más. Ante esta situación inesperada y anómala, recurro a mi afición más apreciada que es la de escribir.

Me pregunto y se preguntarán de qué les voy a hablar hoy, cuando todos estamos agobiados en nuestro encierro domiciliario sin saber qué hacer, dado que es un hecho nuevo e inusual para todos y, más aún, para los que estamos habituados a movernos, trabajar, saludarnos, compartir la cerveza con los amigos, abrazarnos, besarnos, practicar deporte, reunirnos a charlar y realizar otras actividades…

¡Qué hacer! Pues miren, desde mis cortas luces, os envío algunas pinceladas por si os pueden ser útiles para recapacitar y aprender y concienciarnos e intentar ser más solidarios y menos egoístas, y valorar tantas y tantas cosas sencillas que nos acompañan cada día y las obviamos por dejadez, odio, egoísmo, rencor…

Quizá este maldito coronavirus ha venido a recordarnos que, aparte de las drásticas medidas establecidas por las autoridades sanitarias, que está muy cumplirlas, también sería procedente que cuidáramos un poco más nuestro aseo
espiritual: amar, ayudar al necesitado, compartir, comprender las dificultades y precariedades de nuestros semejantes y, cómo no, olvidar un poco las rencillas innecesarias e inútiles.

Una oportunidad, en definitiva, para comprobar, agradecer, cuidar y dedicarse a todo aquello que es verdaderamente importante. Para recolocar nuestra escala de valores, nuestras prioridades. Una oportunidad para volver a ser aquello que siempre fuimos y siempre seremos: la Familia.

Debemos dejar atrás el miedo. Hay que convertirlo en esperanza, en oportunidad. Siendo responsables, respetando las indicaciones que se nos dan desde las autoridades sanitarias. Tenemos un tiempo por delante en el que la familia vuelve a situarse en el centro de la vida. En que vuelve a demostrar su papel fundamental. Un papel que no los Estados, ni los gobiernos ni las ideologías pueden sustituir o renunciar a él.

Es una oportunidad para no atarse virtualmente a un mundo irreal y para sí preocuparse por las personas con las que convivimos, para construir más hogar, para cimentar más profundamente los pilares de nuestra familia. Pese a los
ataques que viene recibiendo. En cuanto la vida aprieta se impone la realidad: La Familia es la célula fundamental de la sociedad, el verdadero pilar de las personas, la red que nos recoge a todos. Cuidémosla. Disfrutémosla.

Sabed que estamos de paso. Y recordad: la mejor vacuna es el amor a la familia, ayudar y vivir algo para los demás y no solo para uno mismo. Amemos un poco más y seremos más felices.

Murcia-Xàbia 03 mayo 2020.

Juan Legaz Palomares.

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