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‘Home Sweet Home’, por Juan Legaz Palomares

05 de diciembre de 2021 - 08:21

No tengo ni pajolera idea de inglés, pero repasando legajos arrinconados con tantos días de confinamiento, me tropiezo con “HOME SWEET HOME”. Sin embargo, tengo la suerte de tener a mi nieto Rodrigo que nació y vive en Dublín (Irlanda) que tiene once años, y su padre mi hijo Alfonso, que me sacan de dudas y me aclaran que su versión en castellano significa: “Hogar, dulce hogar”.

Esta impresión me da motivos para que me encienda un poco la bombilla, de la escasa lucidez que me queda, sobre los sentimientos que me despierta mi querida Xàbia. Según compruebo en mis raídos y viejos papeles, parece ser que la frase se tomó de una canción, y fue a partir de su aparición en la ópera Clari, or de Maid of Milán, estrenada en 1823 cuando adquirió mayor difusión. John Howard Payne, autor de la letra, fue un gran dramaturgo y actor norteamericano que vivió en Europa. La música es de Henry Rowley Bishop.

Más tarde, famosos cantantes melódicos comenzaron a grabarla en el siglo XX y apareció en infinidad de películas, contribuyendo así a su popularidad. En poco tiempo pasó a convertirse en la frase de bienvenida a la entrada de millones de hogares. La expresión se usa en todo el mundo, adquiriendo varios significados.

Por otra parte, y con mayor frecuencia, para referirse a la añoranza cuando te encuentras lejos de la familia y la melancolía que despiertan algunas cosas por las que uno siente un especial aprecio o apego. En otro sentido, al referirnos al bullicio y alboroto que, normalmente ocasionan en nuestro corazón el encuentro con los seres queridos o todo aquello que nos reanima y estimula.

Pues eso, aquí quería yo llegar, a encontrar la expresión más idónea y adecuada para sentirme confortado y poder mirar al cielo con fe y con ilusión cuando, después de un tiempo más o menos prolongado, regreso de nuevo a Xàbia. Y poder ver, sin necesidad de instrumentos especiales el horizonte despejado, atractivo, y un firmamento libre de contaminación.

Con una conformidad disconforme, pienso que es preciso esperar, aunque vivo con la esperanza de regresar pronto, pues la esperanza misma contribuye en sí misma a una dicha reconfortante. Sin embargo, la esperanza no es lo mismo que el optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulta.

Mi esperanza, cuando me alejo, se basa en volver en breve tiempo a mi querida Xàbia y poder repetir con gran regocijo: “HOME SWEET HOME”. “Hogar, dulce hogar”.

Juan Legaz Palomares

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