La investigación realizada para posibilitar las comunicaciones a los Congresos se plasmó en mi primer libro Desde Jávea. Con anterioridad estuve durante unos meses conversando numerosas tardes con José Segarra Llamas que también estaba preparando su libro Jávea. Sus orígenes y su historia que salió unos dos o tres meses después del publicado por mí.
En estas conversaciones también se logran datos o ideas para profundizar en los temas que te gustan. Pero siempre hay que acudir con una actitud positiva que posibilite intercambio en los dos sentidos. Aunque nadie lo crea, el Cementerio Municipal es un archivo. En un Congreso hablé de los cementerios como archivos. Hubo muchas exclamaciones de duda, pero acto seguido hubo dos comunicaciones que los utilizaron, corroborando lo que yo decía.
Un hecho es el siguiente: Vicente Ramos en la Historia Parlamentaria, Política y Obrera de la Provincia de Alicante señala en el tomo II, pag. 364, que José Antonio Bolufer Cruañes falleció el 15 de diciembre de 1886. En la lápida del cementerio figura la fecha de 1 de febrero de 1990 coincidente con la inscripción de su defunción en el Registro civil de Jávea. Pero de mis andanzas por el cementerio de Xàbia y de otros lugares, incluidos los parroquiales y privados, ya hablaré otro día.
He de señalar que en todas las instituciones el personal ha de constituirse en un guía para el investigador y para ello requiere esta persona una serie de actitudes necesarias para atender al novato que se acerca en sus primeros pasos a investigar y conducirle hacia los documentos que le pueden ser útiles. Siempre he encontrado en este cuerpo de archiveros, facilidades y ayuda para mis objetivos y de todos ellos guardo especial recuerdo.
Cuando voy preparando este relato sobre mis andanzas por archivos y bibliotecas, me he acordado de mi visita a Salamanca para ir a recoger el título de Doctor, lo que hice el 29 de septiembre de 1988. Con el título en las manos me presenté en la Sección Guerra Civil del Archivo Histórico Nacional. Me preguntan si había pedido autorización en Madrid, y les dije que no, y me preguntan que avales tenía para investigar y enseñe el título recién recogido y me hicieron un pase para ocho días que en realidad utilicé solo un día, ya que había hecho el viaje con mi mujer e hijos visitando en ese momento la ciudad de Salamanca.
Allí consulté Jávea, durante la guerra civil, donde se encontraban diversos documentos entre los que detallo: el libro de actas y registro de socios de la sociedad “Fraternidad obrera (UGT) de Jávea, en el que figuran 713 socios, Sociedad Colectividad de trabajadores de la Tierra UGT y Comité Revolucionario de Defensa. Desde mi ética personal, tome notas de algunas cosas, pero dado el carácter de la información que se podía obtener, solo consulté con más detenimiento las actas de la Fraternidad Obrera que comienzan el 11 de octubre de 1936 y concluyen el 25 de septiembre de 1938.
La verdad es que resucitar todos estos sucesos acontecidos en el conflicto bélico civil, puede aun resultar doloroso por lo que pensé que más vale que duerman en los archivos hasta que sea el momento apropiado para que puedan surgir sin resquemores ni disgustos. En 1995 publiqué en Canfali-Marina Alta (6 de mayo) un artículo con el título de “Jávea en el Archivo Histórico Nacional Sección Guerra Civil de Salamanca” y Joaquim Bolufer i Marqués publicó en Les Fogueres de 2005 “Els papers de Xàbia a Salamanca” y hoy, según cita Joaquim, una copia de estos documentos se encuentra en el Arxiu Històric Municipal de Xàbia.
Ya no hace falta acudir a Salamanca como tuve que hacer yo para su consulta. De mi diario del viaje diré que saliendo de Valencia a las 5 de la mañana del 10 de septiembre, pasamos por el parador de Alarcón en su castillo, visitamos las ruinas de Segóbriga, Pastrana viendo la reja en que estuvo la princesa de Évoli y llegada a Guadalajara.
Al día siguiente salimos hacia Salamanca, pasando por Segovia, palacio de Río Frío, Madrigal de las Altas Torres y llegada a Salamanca. Al regreso pasamos por Ávila, y por los Toros de Guisando, Toledo y llegada a Aranjuez durmiendo allí y visitando el Palacio Real y asistiendo al rodaje de una película, y de Aranjuez regreso a Valencia.
Los hijos (de 14, 13 y 10 años) lo pasaron en grande en este viaje donde en ocasiones, tras visitar los mercados municipales para avituallarnos, comíamos en los campos de las dos Castillas y otras en restaurantes, de ello queda constancia en mi libreta de viajes, que iban cumplimentando ellos, turnándose en la tarea. Como recuerdos del viaje hicimos 22 fotos.
Entonces no había móviles que hicieran fotos y tampoco GPS por lo que entre Guadalajara y Segovia nos perdimos y nos metimos por caminos intransitados, a pesar de llevar una guía repsol.
Tras primer libro, Desde Jávea, me planteé la necesidad de profundizar en la visión de Jávea en el pasado y tomé algunas decisiones al respecto: Investigar en el archivo histórico de la Universidad de Valencia, en el archivo del Arzobispado y en la Hemeroteca Municipal de Valencia y fruto de estas decisiones surgieron otras líneas de investigación: así lo hice continuando en la Biblioteca y Museo Histórico-Medico de la Facultad de Medicina de Valencia que luego se convirtió en el Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero, y en el de la Diputación de Alicante.
De acuerdo en que los cementerios son, a su modo, un interesante archivo, donde pueden extraerse datos más allá de las meras fechas de nacimiento y defunción; lo comprobé personalmente en el viejo cementerio de Jávea y algún otro que, circunstancialmente he visitado.
La investigación en archivos, aunque mi profesión ha distado mucho de ello, es apasionante y, aparte de precisar de una buena formación, requiere dosis de disciplina, método, constancia, gran curiosidad y mucha paciencia. Carezco de muchos de esos bienes espirituales, de ahí mi admiración y respeto hacia estos investigadores.