Partido que congregó a un buen número de aficionados en la grada del campo municipal de deportes de Xàbia, Unos espectadores que vieron más una partida de ajedrez que un partido de fútbol. Ambas formaciones estuvieron muy atadas a los sistemas tácticos, echándose en falta algo más de alegría en el juego.
En el arranque del partido los nervios atenazaron al equipo local por lo que fue el equipo visitante quien tuvo un mejor inicio. En el minuto 10 llegó la primera ocasión para la UD Castellonense, a la salida de un corner un certero remate de Palomares que obligó al meta local, Edu Samblás a realizar una gran parada.
A partir de ese momento se pudo ver un partido muy entretenido jugado de poder a poder, sin que ninguno de los dos equipos fuese superior al otro.. El juego en su mayor parte estuvo en el centro del campo, con pocas llegadas a las áreas.
Con el paso de los minutos los locales intentaron doblegar a su rival con un juego de combinación pero la buena situación táctica lo impidió. Los dos entrenadores plantearon un partido muy táctico y eso se reflejó sobre el campo.
Exceso de respeto
En la segunda mitad, pocas cosas cambiaron, aunque el ritmo del juego bajo enteros, ya no hubo la misma intensidad y el juego se tranquilizó bastante.
Las jugadas de mayo peligro fueron para el bando valenciano, en una buena internada de Renzo que puso el balón a Campos para que marcase, pero el remate del delantero salió desviado.
Conforme el partido fue avanzando las precauciones defensivas fueron acrecentándose, la misión era acabar con la portería a cero y eso lo han conseguido ambas formaciones.
Ficha Técnica
CD Jávea; Edu, Cristian, Ayoze, Aldo, Pau (Faye 84'), Michael, Paco, Ferrán (Marcos 89'), Palau (Rubén Ortolá 71'), Paolo y Osorio (Rafa del Castillo 84').
UD: Castellonense: Arnau, Peñalba, Palomares (Bertó 89') , Javi, Josep, Jordi, Rafa, Ramses, Manolo (De la Cal 71`) Alberto )Renzo 74') y Castells (Vicente Campos 80').
Árbitro: López de los Mozos, amonestó con cartulina amarilla a los locales. Palau, Michael y Aldo y al visitante, Jordi.
