Con la persiana bajada, la puerta cerrada y una sala vacía se pone fin a más de 100 años de servicio a los vecinos de la zona del Raval de la Mar de Xàbia y alrededores. La conocida tienda 'Milagros' cuelga el cartel de cerrado tras más de un siglo sirviendo a los ciudadanos.
Su gerente, Milagros Esteve, se retira después de 45 años al frente del negocio familiar. "La tienda la abrió, hace más de 100 años, mi abuela Milagros, de ahí el nombre y ha ido pasando de generación a generación, hasta que este mes de octubre de 2022, se pone fin a esta tienda histórica", señala la propietaria.
Durante esta semana, lo que era el supermercado, ha pasado a ser una sala vacía, apenas quedan cartones y cajas que recuerdan lo que ha sido y lo que se ha vivido. Milagros cuenta que ha sido feliz durante estos años en los que la tienda ha ido cambiando de tamaño y adaptándose a un pequeño local que ofrecía todo tipo de productos, "era el típico supermercado de barrio que con los años han ido desapareciendo".
Y así, uno más, dice adiós. Desaparece el único comercio de este tipo y con más de 100 años, que quedaba en Xàbia. El 'Supermercado Milagros' pasa a ser historia y su propietaria a una nueva vida, "a la que se me ha hecho, el primer mes, difícil. Ahora parece que ya me estoy acostumbrando, pero los primeros días no me encontraba", dice la gerente.
Y es que, la tienda se ubicaba a la entrada de su propia casa, "ahora debo pensar cómo rehacer este espacio", indica Milagros quien agradece todo el apoyo recibido de vecinos y visitantes durante todos estos años que han formado parte de pequeño negocio y su familia.
Qué recuerdos! Parábamos allí por las mañanas de camino al colegio a comprarnos el bollicao, espero que a Milagros y a su familia les vaya bien en la vida, con esa tienda han marcado muchas generaciones.
Qué pena más grande, que desaparezca esta tienda que he visto al pasar, desde que era pequeño e iba con mi madre a comprar; también al barco, que estaba en frente.
Dotaba de vida a ese rinconcito de la avenida; más al sacar sus cajas de madera, con frutas, expuestas con cariño al sol de la mañana.
Me parece muy triste que las generaciones futuras no puedan conocer las formas de relacionarse y de valorar las pequeñas cosas, que se nos ofrecían en tiempos pasados como algo normal.
Ahora vemos pasar un furgón de Amazon, con ventanas ciegas a toda velocidad quebrantando la paz y la quietud de un domingo por la mañana, mientras que los locales en los que te recibían con un «buenos días», están opacos por el abandono.
La condición humana que fue y las conciencias, devienen hacia un declive imparable.
Es una lástima que tiendas así desaparezcan porque son la vida de los pueblos y ciudades. Pero dadas las características, una tienda justo en la entrada de la casa, solo pueden acceder a un relevo generacional que está claro que no se ha producido. Una lástima.
Muchas gracias Milagros por tu atenta dedicación durante estos años.
Ahora disfruta de tu jubilación.
La tienes bien merecida.
Te añoraremos.