Este artículo lo dedico a Fina Doménech, profesora que cultiva la poesía como hiciera este poeta javiense del siglo XVII que dio nombre al carrer En Forn durante unos años, no hace mucho tiempo y que me ha ayudado a re-pensar un poema de Fray Cristóbal Bas. También a Encarna Martínez Oliveras que construye sonetos para que los pueda romper Vicente López-Ibor creando un nuevo poema.
Ocurre que en la publicación de Les Fogueres de 1965 escribí un texto intitulado ‘Glorias javienses’ donde dediqué un párrafo a Fray Cristóbal Bas. Posteriormente Manuel Bas Carbonell en Xabiga (nº 3, 1987) así como Francesc Reus i Boyd-Swan en 2011 en Festes patronals Mare de Déu de Loreto, publicaron sendos trabajos sobre la figura de este mercedario que vivió en el siglo XVII.
Pero ahora añado alguna otra cosa.
Decíamos en la anterior colaboración que Fray Cristóbal Bas participó en el asunto tercero en el que María se asemejaba a un reloj de sol que a la una no tiene sombra. Para los participantes se anunciaron tres premios: un reloj de plata para el primer premio, una sortija para el dedo índice destinada al segundo premio y para el tercer premio unos guantes de ámbar, pues bien, Fray Cristóbal Bas recibió la sortija para el dedo índice que se le otorgó
por alcanzar el segundo premio.
La poesía premiada de Fray Cristóbal que fue merecedora del segundo premio del asunto tercero comenzaba con esta glosa:
Glosa
De definir, Reloj puro,
Vuestro primer punto intacto,
Presto llegar a la hora;
Pues la solicita el cuarto.
A lo largo de su trayectoria vital y como consumado y elegante poeta que busca nuevas formas de hacer poesía y salirse de los cánones habituales realiza un ejercicio de elaboración exquisita e inusual, que debió tener continuadores al menos en vates de Zacatecas (México) que en 1727 dieron a la imprenta esas poesías que comprenden tres como un juego que acabó trivializándose.
Pues bien, Fray Cristóbal Bas, en Sacro monte Parnaso de 1687 presenta un romance-laberinto intitulado 'Poesía que comprende tres' y que se presenta formando tres columnas. La primera columna tiene 3 sílabas, la segunda 2 y la tercera 6 o 7. La lectura se puede realizar de tres formas.
Si se lee cada línea de las tres columnas lo presentamos como un romance heroico de 11 o 12 sílabas, donde las palabras de la primera y segunda columna forman el primer hemistiquio del romance y la tercera columna el segundo hemistiquio. Totalizan 11 sílabas o más.
Si dejamos la primera columna y sólo leemos la segunda y tercera lo convertimos en un romance castellano o regular, de arte menor de 8 sílabas: dos sílabas de la segunda columna y seis de la tercera columna. Si solo leemos la tercera columna se convierte en poesía formada por endechas. Las tres formas de leer la poesía dan en cada caso sentido completo al texto que es lee.
Para la lectura del texto que se inserta hay que indicar que la letra ‘f’ casi siempre se debe pronunciar como ‘s’.
Creemos que el Xavier que aparece en el primer verso hace referencia a San Francisco Javier con quien Fray Cristóbal Bas encontró un ejemplo de misionero en el Oriente y a quien dedicó alguna otra composición, como veremos más adelante. Hemos de advertir que Fray Cristóbal murió en Orán y que los mercedarios tenían la especial misión de la redención de cautivos, habían de ir descalzos y practicar el retiro, la pobreza y la abstinencia como orden austera.
La fama de este religioso trascendió en el tiempo y en 1772 encontramos una décima en el Diario curioso, histórico, erudito, comercial, civil y económico. De la investigación que hemos llevado a cabo en este Diario Curioso, nos ha llevado a conocer al autor de un soneto que hasta ahora ha sido o bien considerado anónimo o atribuido a otros poetas.
En el diario del 3 de diciembre de 1772 se hace una breve biografía de San Francisco Javier y en ella se destaca que la más asombrosa de todas sus virtudes fue la de aplicar la boca y chupar las llagas a un pobre enfermo del Hospital de Venecia, y lo hizo para vencer la repugnancia y vencerse a sí mismo. Pues bien este hecho fue el texto de una glosa:
El valor del Santo es tal
Que de enfermos ascos traga,
Y así chupa cada llaga
Como si fuera un panal.
El diarista cuenta que este hecho había sido glosado en Décimas por trece ingenios y que durante trece diarios iba a ir transcribir las citadas décimas siendo la primera la del mismo día y la que ocupó el lugar décimo fue la de Fray Cristóbal Bas que se publicó el 15 de diciembre de 1772. Pero el hecho increíble es que tras la última décima el diarista escribe: “me ha parecido útil terminar sus elogios con dar al público aquel acto de Contrición que el mismo santo (San Francisco Javier) compuso.
Se trata del soneto ‘No me mueve, mi Dios, para quererte’ con lo cual atribuye la autoría de este soneto a San Francisco Javier cuando esa atribución ha sido muy discutida.
Este soneto apareció en Madrid en 1628, en el libro ‘Vida del espíritu’, de Antonio de Rojas y figura como texto modélico en las antologías líricas desde que Marcelino Menéndez Pelayo la incluyó en su antología de Las cien mejores poesías de la lengua castellana. Este soneto se ha atribuido a Juan de Ávila, al agustino Miguel de Guevara. Se ha discutido la autoría de santa Teresa de Jesús y hasta de Lope de Vaga o San Juan de la Cruz y también a San Ignacio de Loyola y a San Francisco Javier, pero se desestima de estos dos ya que no se conserva obra poética estimable de estos dos autores.
Y sin embargo en este Diario Curioso se dice que San Francisco Javier lo compuso. En el soneto se aprecia el amor que nace limpio y hondo de la dolorosa contemplación del martirio con que Cristo rescata al hombre y en los dos tercetos se refuerza el amor a Cristo por encima de cualquiera otra consideración.
No sabemos los argumentos que en 1772 tendría el diarista para realizar tal noticia ni sus fuentes pero de la mano de Fray Cristóbal Bas hemos conocido esta atribución.
