El síntoma (el que sea) de alguna forma, es una manera personal de resolver un conflicto, una solución de compromiso que uno mismo, inconscientemente eligió en un momento determinado ante una situación determinada, y que además, cumplió su función. Por eso uno no los abandona tan gustosamente como podría pensarse, porque como sirvió... ya se quedó ahí, no desapareció.
El mismo proceso siguieron otras cuestiones que no llegaron a hacerse ‘síntoma’, pero si impedimento o inhibición. Son maneras de resolver en otros momentos, que la persona en el momento actual, no utilizaría, pero que como están instaladas en lo inconsciente, donde se guarda registro de todo, desde allí, actúan automáticamente, sin que uno no se de cuenta más que después, por sus efectos... y estos suelen ser en forma de autocrítica, de autorreproche o autocorrección.
Todo lo aprendido, sentido, vivido en la infancia y lo olvidado, sobre todo, tiene una gran fuerza de atracción e influencia sobre la consciencia actual de la persona, de ahí la adhesión a ideas, que a veces, ni siquiera uno sabe que tiene, a formas de entender la manera de confiar-desconfiar o relacionarse con los amigos, los conocidos o desconocidos, con la pareja propia, los hijos, los abuelos, los demás mayores, qué debe gustar y qué no, como se debe amar y quien es pasible de ser amado, que sienta bien y que sienta mal, que hay que querer y qué no, hasta en que es lícito gastarse el propio dinero ganado... Todo esto supone una serie de obstáculos a la aceptación tanto de las propias preferencias como a la de los cambios que, constantemente se producen en uno mismo y en la realidad, son fuerzas inconscientes que además actúan de modo inconscientemente en la persona. Quizá una frase que sin darme cuenta digo porque me la dijo o se la oí a alguien muy importante para mí en aquel momento, y sin querer se hizo ley, y ahora, como toda ley inconsciente se aplica por la vía de la moral o del prejuicio o del ideal, produciendo siempre o un perjuicio, o un incomodo, o una desazón, cuando no frustración o enfermedad.
En este sentido es indicativo cuando al preguntar sobre ello a alguna persona responde: Huy, desde siempre. Ahí, pueden estar seguros, hay un sometimiento a un fantasma inconsciente.
Carlos Barragán Díez
Psicólogo Colegiado M 07024
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