Al grito de “¡Xàbia es mora!”, las fiestas de Moros i Cristians de Xàbia recrearon ayer el asedio mahometano a las costas de la Península que, históricamente, finalizó con la ocupación del territorio por parte de la morisma. Los actos de Desembarco, Embajada Mora y Rendición del Castillo rememoran, cada año, parte de la historia que ha labrado la actual identidad del pueblo valenciano.
Con la caída de la noche, las barcas del bando moro comenzaron a acechar las costas de Xàbia de la mano de l’Associació de Barques Tradicionals. Los cristianos, en advertir la llegada de las tropas musulmanas, salieron de su fortaleza a defender la playa armados con arcabuces y cañones. Los señores del castillo, Florencio Mata y Rosa Catalá, junto a la Abanderada Cristiana Natalia Moya y quien ejercería de intermediario y embajador, César Rodríguez; contemplaban el rápido avance del ejército mahometano que, poco a poco fue alcanzando la orilla y arremetiendo con armas de todo tipo.
Las tropas cristianas decidieron retroceder y protegerse tras los muros de la fortaleza. Los moros, encabezados por su Abanderada, Indira Rosa Cardona, sus Capitanes Almoriscos Vicente Montaner y Merche Llidó y su parlamentario Josep Vicent Miralles; se dirigieron con seguridad a las puertas del castillo. Su intención era clara, agasajar al pueblo cristiano con el exotismo del mundo árabe y sus riquezas y ganarse el beneplácito de los señores del castillo.
No obstante, ante la negativa de éstos, ambos bandos decidieron entrar en combate en una trepidante y encarnizada lucha en la que el bando moro estuvo más ágil y salió victorioso. Asumiendo su derrota como pueblo, los mandatarios cristianos abandonaron la fortaleza y en el medio de la plaza, la Abanderada Cristiana hizo entrega a su homónima mora de las llaves del castillo. Las huestes musulmanas tomaron el castillo y los cristianos abandonaron poco a poco la plaza prometiendo volver.